Inconformismo conformista

El conformismo conoce muchas formas aunque habitualmente es entendida como la actitud de asentimiento que una persona muestra sobre algo. Aunque parezca paradójico, existe también el inconformismo conformista que es, de hecho, mucha más frecuente que el primero, y quizás por eso menos señalado.

Citando a la RAE, conformismo se define con una única acepción:

1.m. Práctica de quien fácilmente se adapta a cualquier circunstancia de carácter público o privado.

Es decir, el término no hace alusión al si explicito, sino al asentamiento acomodado en las circunstancias que se plantean. De este modo nos encontramos que cualquier comportamiento en el que el sujeto no plantea resistencia alguna a los eventos y situaciones actúa de forma conformista.

Nuestra cultura, alegre en cuanto al sometimiento y a la servidumbre hacia poderes superiores, a acostumbrado a los sujetos a ir sirviendo al terrateniente que corresponda mientras que quede su pequeño rincón privado para reír y llorar, haciendo que los mismos hayan llegado a un interesante pacto hacia sí mismo. La parsimonia ante la injusticia y la rutina frente a los agravios siempre es perdonada si va acompañada de los correspondientes aspavientos y quejas que demuestren que uno mismo es un adecuado y respetable hombre/mujer de bien con un bien argumentado arsenal reflexivo. Es más, la queja es motivo de celebración y palmas en esta sociedad que ensalza a los mártires innecesarios y a los que se quejan de la intensidad del viento. Quien más llora es quien más ha de recibir y quien más disfruta es objeto de frustración para el resto. Los rumores e historias que critican y dejan en mal lugar, siempre son numerosos y creíbles, mientras que aquellos que son positivos o hablan de buena voluntad son acogidos con recelo y suspicacia. Todo perfectamente hilado para que las voluntades se suman en el desanimo y la inactividad.

Quien se queja y no hace nada sigue en el conformismo, dejando que aquello que se supone que le perturba ronde por su mundo. Dar de lado una opción por no parecer lo suficientemente buena, mientras que la aceptada solo da lugar a mantener el status quo o empeorar la situación es actuar desde el conformismo. Negar un acto por no quererse implicar agrava el mal que ya esté creciendo. Negar lo que de bueno pueda dar una alternativa también. Si posees una mejor idea y la pones en práctica, aunque sea con el paso del tiempo, ya estás fuera de entrar en la conceptualización, pero mantenerte en el camino marcado haga sol y sombra te deja dentro.

Apliquemos esto al caso de la huelga general y contemplemos lo siguiente:

*Excusas más oídas:

- Yo es que no soy trabajador

- Los sindicatos son una basura

- Es que esto no sirve de nada

*Alternativas planteadas a esto:

-Ninguna

Conclusión:

Si te has quejado, no has hecho nada y no pretendes hacerlo, estás conforme con la precariedad laboral, el abuso a otros seres humanos y el imparable avance del Señor Oscuro Sauron.

Comentarios

  1. Con lo de la RAE ya quedó claro, pero por si acaso quedaba la duda, señores, del pensamiento al acto va un trecho. Para bien y para mal. Yo me declaro conformista (poquito a poquito ¿no? Roma no se hizo en un día), pero tampoco me quejo. No es que se esté conforme teóricamente, pero a efectos prácticos, es lo mismo. Con buenos pensamientos (que se queden en eso) no avanza un país. Y sin duda, no se detiene al Señor Oscuro Sauron (+100 en tu discurso).

    Y el que se pica, buena sombra le cobija. Ah no, ajos come... No sé, nunca se me dio bien el refranero.

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  2. Los lentos cambios son más estables y fiables que los rápidos, que normalmente sirven para darse golpes de pecho y fardar de buena conciencia y actitud. Muchas veces son los actos más discretos y pequeños los que mejores repercusiones tienen en nuestro entorno y nuestra vida.

    Crearemos un mundo de amor y será el mundo quien lo quiera. XD

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