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Ayudar a otro no es sacrificarse,
si uno se fustiga para recibir reconocimiento,
sus méritos dependerán del auditorio,
si uno muere por el otro
¿a quién más podrá ayudar?
Si uno se vierte exageradamente
y se da de lado a si mismo
para satisfacer las necesidades ajenas
¿no sería como si un ladrón
le robara a uno lo que le pertenece?
No está en el orden natural
entregar la vida por la satisfacción ajena,
del mismo modo que no lo está
ignorar la necesidad del otro
o disfrutar con el llanto de un niño.
No es raro, que tras nobles palabras
y grandes discursos,
esté la intención ciega de someter al resto
por voluntad de un bien superior
que realmente daña a la persona.
¿Que bien puede haber
en soportar un martirio por ser llamado “bueno"?
¿Que bienestar produce
vivir a cuentas de salvar al resto
sin cuidar de uno mismo?
Más vale cuidarse de los malestares
y dejar enderezarse lo que está torcido
que romperse las manos con un peso
que ni podemos ni debemos tomar.
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