Sueños de cristal
Sus sueños eran de
cristal
quimeras silenciosas,
esperanzas a hurtadillas en el desván
frágil contradicción
pero colosal como un titán.
Arañan su calma,
revuelven sus sábanas en
las noches de caza
la tela que arropa es el
horca que ahoga y mata.
No hay más presa
que el mismo cazador que
nunca llegó a empuñar su lanza.
Que triste el amor de las
promesas vanas,
y que perezoso el ánimo
que lo acompaña.
No quieres ver más tu
alma mastica
pero saltas con
desesperación a las fauces afiladas.
Un cauce de soledad, un
ancla abandonada
el vacío de brazos y
labios que dejan yerma tu arpa,
un huracán sin aire
que remueve sin mover los
rincones de tu casa.
Por cada esquina de tu
vida
resuenan ecos de miserias
ya pasadas
justificaciones de
autocondena,
sentencias de bilis y
sangre enmarañadas.
Grilletes de éter tus
pies y manos atan
el miedo es el cordel de
toda tu rabia.
Invisible y susurrante eco
en las mañanas
sombra extendida cuando
las luces callan.
Te has alejado de tu reino
de luna y plata,
has sembrado en ti un
erial de tiniebla,
construiste un laberinto
de bestias y trampas.
Mucho tiempo has perdido,
has derrochado dolor con
extravagancia.
Enciende las luces, corta
la maraña
derrumba los muros y toma
la lanza.
En ti y solo en ti están
el poderío y la gracia,
el caudal infinito que al
mundo ilumina y sana.
Abre tus puertas que
rebelan tu reino secreto
de la Ciudad Divina e
Inviolada.
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